Cada día se hace más usual escuchar al presidente Juan Manuel Santos hacer un balance sobre los logros de su gobierno. Quedan cuatro meses para que el primer mandatario salga del Ejecutivo y, aunque ya tiene un cupo asegurado en la historia de Colombia por haber logrado desarmar a la guerrilla más antigua del continente, el jefe de Estado ha venido aprovechando sus intervenciones para reivindicar lo que, según dice, pudo hacer durante estos ocho años de mandato.
Además de firmar la paz con las Farc, los logros en la reducción de la pobreza, los índices económicos, las relaciones internacionales, entre otros aspectos fueron mencionados por Santos este lunes, durante la instalación del foro internacional El estado del Estado: nuevos retos, miradas innovadoras. Asuntos que, desde su perspectiva, no han sido reconocidos –pese a que admitió también errores- por cuenta de la polarización que suscitó la oposición a su gobierno.
“Durante esta travesía, tuvimos que afrontar muchas tormentas. Ni qué decir de una oposición sin precedentes en nuestra historia reciente, por lo visceral y destructiva, promotora de una de una repudiable polarización que solo trae secuelas negativas. Por fortuna, todo pasajero”, dijo Santos en su intervención. Añadió, sin embargo, que lograr la paz con la exguerrilla valió la pena pese al costo político que le significó el proceso de La Habana. “Fue un camino difícil, tortuoso, lleno de dificultades, de enemigos. (…) Miles de vidas se han salvado. La tasa de homicidios está en su nivel más bajo en 42 años. El mundo entero lo reconoce y aplaude”, dijo Santos.
No obstante, reiteró que en plena campaña electoral de cara a los comicios presidenciales del 27 de mayo, hacer señalamientos críticos en su contra “es lo que vende”. “Yo sé que esto que acabo de decirles no es lo que ven ni oyen en las noticias de cada día, ni en las redes sociales, ni en los discursos de los políticos en trance electoral, porque vende más, les sirve más, el alarmismo que una reflexión realista, positiva y esperanzadora”, argumentó el jefe de Estado.
Según explicó, las prioridades suyas cuando arrancó el gobierno en 2010 eran acabar con la inequidad y con el conflicto armado interno. Ambos asuntos que la comunidad internacional, desde sus palabras, sí reconoce. Por ejemplo, recordó que recibió del gobierno anterior un país con la tasa de homicidios muy alta, con índices de pobreza extremos y “cuando solo podíamos viajar a 26 países del mundo sin visa, cuando sufríamos los efectos de un conflicto interno armado que parecía imposible de detener”, subrayó.
Lo anterior no significa, de acuerdo con el jefe de Estado, desconocer los avances en los gobiernos previos al suyo ni tampoco emprender un ataque en contra de quien sea su sucesor a partir del próximo 7 de agosto. “Apenas la nave del actual gobierno toque tierra firme en unos meses, habrá cambio de capitán. Colombia deberá seguir navegando hacía su puerto de destino con nueva tripulación y nuevas coordenadas. Al nuevo capitán, quien quiera que sea, debemos desearle buen viento y buena mar”, concluyó.