¡buen viaje Caporal!

 

La Trinidad del Pauto, pueblo que  fundó el cacique Chacuamare, dirigido por el jesuita, Juan Rivera, seguramente en Bocas del Pauto, cerca del Meta y que luego trasladaron cerca a las costas del Pauto, donde hoy se cuenta con una ciudad moderna- que crece y se desarrolla- se centra el relato, para darle, el deseo de buen viaje a un caporal, en tierra  de Achaguas, Guahibos y  Chiricoas, donde se organizó el ejercito libertador, por parte del general Santander y   patria  chica del Prócer Ramón Nonato Pérez.

Claro, estas historias las cuentan mejor, Delfín Rivera, en su libro El Tigre, donde le hace homenaje al negro Ramón Nonato o los documentados, recuentos de Hernán Fajardo, sobre la forma, como el general Francisco de Paula Santander, dio las bases, del ejército que luego en el Pantano de Vargas y el puente de Boyacá, le dieron la libertad al país.

Trinidad, que según, los que saben es patrimonio cultural de la nación y  fue fundada el 4 de octubre de 1724, según aclaró el primo del Caporal ya ido, Delfin Rivera Salcedo.

Este caporal-que se escondió después de muerto- fue hermano de los Betancourt Barrera, Betancourt, Guanay y Betancourt Aranguren.

Sus dominios fueron la costa del Pauto, pero llegó hasta el Meta y recorrió, el Guachiría y no se sabe que más recónditos parajes de Paso Real de la Soledad, La Esperanza, Santa Marta, Bocas del Pauto, La Reforma, San Pedro, Bélgica, Los Chochos, Porvenir de Guachiria, Santa Irene, El Palmar o cualquier otra de las mas de 30 veredas que tiene  Trinidad.

Pero la vida de la tierra sin turupes, tiene  características propias y por eso hacemos alusión a lo que significó el hecho de que a una persona, se le diera el cargo de Caporal.

El Caporal  inspiró respeto, en los Llanos Orientales de Colombia y Venezuela y de inmediato el pensamiento, llega al hombre que da órdenes a los  bravíos jinetes, que en curtidos , trasladaban,  el ganado, en sus fieles cabalgaduras,  por las inmensas sabanas,  de este llano, indomable y fácilmente duraban hasta dos meses en estas labores, llevando animales de Arauca a Villavicencio.

Nada los detenía, ni la lluvia, ni el sol canicular, ni los caños o crecidos ríos de esta tierra mágica, que pareciera no tener fin.

Tampoco los espantos, que en la noche dominaban la llanura y que con el pasar de los años, pareciera haber sido cosa de tiempos idos, pero que de pronto, repunta con experiencias de los campesinos de hoy, que sobreponen a fenómenos, que definitivamente no son de este mundo.

Un oficio, que el modernismo y la tecnología, pretenden acabar, pero que aún en el siglo XXI  tiene sus representantes, con hombres y mujeres que  a caballo, realizan el trabajo del Llano.

El Caporal triniteño que despedimos, seguramente, que no fue de los que llevó ganado de Arauca a Villavicencio o integró, esos grupos de  vaqueros, que  cargando polleros, para el bastimento, realizaban estas gestas, pero algo de eso hizo.

Por eso lo definen quienes más lo conocieron, como Delfín Rivera , que  fue un hombre, que tuvo lealtad a la llaneridad, por lo que en su vida, dejó amor por la libertad, respeto por los demás, valentía para enfrentar los trasegares de su existencia y complacencia por la inmensidad de esta pampa casanareña.

Eso sí, a este y a todos los caporales llaneros, escuchar un joropo o zapatiarlo, por las polvorosas sabanas de Casanare, Arauca, Meta o Vichada, les significó un placer único, que solo en esta tierra se disfruta a plenitud.

Dicen que la llaneridad es un estado del alma y nuestro Caporal, así lo vivió y así lo sintió.

El tristemente se fue el pasado 10 de septiembre, en un accidente al colisionar su motocicleta, contra un vehículo de transporte público, que según su hermano Jorge Betancourt, no tuvo nada que ver, con la partida de este mundo, de Fabio.

Jorge, con su acento criollo, con la lengua pegada a los dientes, su pensamiento campesino y su carácter triniteño, dijo con franqueza que el conductor de la buseta, nada tuvo que ver, con el hecho, luego de hacer de él mismo hacer su investigación y según él comprobar, lo ocurrido.

“La palabra por encima de cualquier documento”, fue la justificación que dio a quienes despidieron al Caporal triniteño, frente a esta sorpresiva apreciación de lo que ocurrió con su hermano.

Jorge Betancourt, dijo otra cosa -que hace recordar que estamos en tierra llanera, que tiene sus secretos y tiene sus misterios: “se nos escondió, luego de su muerte”.

En voz tranquila, pese a la tristeza que lo embargaba, dijo que cuando llegó al lugar del accidente, vio el cuerpo, en el suelo, junto con las personas, que en buen número se aglomeraron, para observar lo ocurrido, el no conoció a su hermano fallecido.

“No sé que ocurrió, pero no lo conocí y ninguno de los que estuvimos allí lo conocimos”, dijo Jorge Betancourt y explicó que solo supo de su muerte cuando llegó a la casa y se enteró por otras, personas, del lamentable acontecimiento, pese a que fue hasta allá y observó la escena y a una persona muerta en el piso.

El accidente fue cerca a su finca La Alemania, a la que llegaba en su moto, hecho que le pareció poco lógico a su amigo y ex colega Monchy Yobany Moreno .

Monchy otro criollo, de marca mayor, sobre todo en su forma de vocalizar los discursos, con acento, orocueseño, lo recordó como una persona muy sencilla, pese a los cargos y posiciones políticas que obtuvo y recordó que hace poco tiempo, El caporal, le ofreció unas boletas, de una rifa, para recaudar fondos, para no se sabemos que propósito; Monchy le respondió: “Fabio usted haciendo esta cosa”.

Confesó el actual, alcalde que se arrepintió de haberle dicho eso, porque, vender unas boletas, por mas ex alcalde que fuera no lo hacía mas o menos que otra persona.

El caporal, viajó, peleando una batalla espiritual, según lo dijo su compañera sentimental Nely Carina Reyes.

Algo le hizo presagiar, que su esposo, daba anuncios, sin saber de su partida a este largo viaje: “Estoy peleando una batalla”, esa lucha interna la daba a las 3 de la mañana, se levantaba a orar, para que sus hijos siguieran el camino del Señor.

También le decía: “usted tiene que ser verraca”, pero ella no entendía porque le decía estas palabras, tan llenas de sentimiento, pero  extrañas, en esos momentos.

Algo le intentaba decir, con estas palabras y ella las vino a comprender, cuando le informaron que su esposo, yacía en la vía de acceso a su finca.

El impacto que, dejó el viaje del Caporal, a familiares, paisanos y muchos amigos, que conocieron, a este hombre llanero, triniteño, folklorista, radio difusor, fue grande- porque fue alguien que -no porque se haya ido- era buena gente.

Esa fecha, no se olvidará tan fácil, en las sabanas del Norte de Casanare, especialmente en la famosa Trinidad del Pauto, que reconoció en este hombre un verdadero líder, popular  y lo respaldó en las urnas y algún mérito tuvo que tener, para ser dos veces alcalde, Concejal y diputado del Casanare.

Heli Cala, dijo que el concibió la política como el mecanismo más expedito e idóneo, para servir a la comunidad.

Eso sí él Caporal,  la tuvo clara, que hacer vida pública era difícil: “La ingratitud es la cruz que tenemos que cargar los políticos”, le dijo a Jesús Nolberto Monrroy, actual mandatario, quien no dudó en reconocerle todo los méritos, como político, alcalde y dirigente social.

Monrroy, se explayó, en elogios, por la cantidad de obras que dejó, pareciera un William Pérez de Trinidad y con solo quinto de primaria de estudio.

Recordó, que El Caporal, le narró, seguramente, en algún equipo de sonido, de alguna manga polvorienta en Trinidad, la coleada, de un toro, que él como llanero, adoptivo, logró realizar.

Le rindieron un homenaje póstumo y se aprovechó la ocasión, para testimoniar, el aprecio a este criollo, bajo de estatura, calmado de temperamento y con un bigote negro que lo identificó y que a cada momento se lo acariciaba cuando hablaba con sus amigos, contertulios, o rivales políticos.

Entre quienes en esa despedida le rindieron homenaje póstumo estaban el Obispo del Vicariato de Trinidad, Monseñor Hector Javier Pizarro, el juez Roberto Vega Barrera, el ex gobernador Helí Cala López, la ex alcaldesa Esperanza Madrid, el ex diputado Barrera Girón, su ex colega de Orocué Monchy Yobany Moreno, el escritor Delfin Rivera, Carlos Navas Obejero, obviamente su familia y muchos   personajes más.

También hablaron bien de él personajes, en mensajes de Facebook o por otros medios otras personas, vinculadas, con el arraigo a la tierra plana, como Omar Niño Rueda o su coterráneo también ex diputado Ramiro Rivera Angel.

Lo elogiaron por su llaneridad, don de gentes, capacidad política, administrativa y sencillez. Rivera Angel se le quitó el sombrero y dijo que no habrá en Trinidad un político, como el hermano de los Betancourt Barrera, Betancourt, Guanay y Betancourt Aranguren.

Se sabe que su trabajo, fue ser ganadero, oficio, que mezcló con la política y pese a que esta actividad está tan desprestigiada, dejó amigos, reconocimiento y admiración en sus coterráneos, por los logros que obtuvo, sin enriquecerse y a los aportes que le dejó a su comunidad.

Claro los políticos, tienen una fama- muy bien ganada- de marrulleros, camaleones, egoístas, hipócritas, acomodados y no se sabe cuántos epítetos más, pero todos corremos detrás de ellos, muchas veces les sacamos provecho y terminamos diciendo: ¡ oh políticos corrompidos!

En Yopal, lo recuerdan los comunicadores viejos, porque fue alcalde desde el año 1995 hasta el 1997 y posteriormente en el dos mil 4 hasta el dos mil 7, cuando los periodos de alcaldes no se equiparaban, con el periodo presidencial, en cuatro términos de sus mandatos.

En el primer periodo fue alcalde, en el gobierno del también extinto gobernador Emiro Sossa Pacheco y en el segundo periodo, corrían las épocas, del también ya ido Miguel Angel Pérez, en un momento en que debió salir del cargo y luego se tuvieron varios mandatarios encargados.

Precisamente la imagen que se publica, corresponde a un encuentro en la Casa Fiscal de Casanare, que se construyó en las épocas del gobierno de Oscar Wilchez Carreño, pero que estrenó Emiro Sosa y que luego la destinaron a oficinas administrativas y los gobernadores no se hospedan allá, porque disque asustaban.

Dicen que, en esta edificación, de la moderna Casa fiscal, los gobernadores prefirieron no residir, con sus familias, porque disque asustaban.

Alguien comentó, que allí murió un niño y que quienes se quedaban de noche, sentían ruidos extraños.

Aquí aparece, con el gato ex alcalde de Orocué, Magín Parada ex alcalde de Paz de Ariporo, ya fallecido, Raúl Flórez, quien fue gobernador y ahora se desconoce su paradero.

Carlos Ramírez ex alcalde de Aguazul, de quien tampoco, se sabe donde está.

Julio Enrique Fernández Delgado ex alcalde de Hatocorozal, Ana Derly Roncancio, ex alcaldesa de Támara, ex alcalde de Sabanalarga, ex alcalde de Pore Salvador Amézquita, a quien se lo llevó el Covid 19, ex alcalde de San Luis de Palenque, Hernán Mora ex alcalde de Sácama, Armando Sánchez Tumay ex alcalde de Nunchía, Luis Roberto Villareal ex alcalde de la Salina.

Partió, un hombre casanareño, que perteneció a una época de un departamento, de cambios, impactantes, que dejan a unos pueblos vueltos ciudades y unas sabanas que siguen siendo resecas en verano e inundadas en el invierno, como el que por estas épocas vienen cayendo.

Llanero de nacimiento y por convicción, pero también político y hábil personaje, para llegar a los complicados intríngulis del poder y concretar inversiones a sus comunidades. Eso es lo que sus coterráneos le reconocen.

La cosa pudiera haber sido distinta, con el Caporal, si hubiera aceptado las recomendaciones de su hermano Jorge, que cuando comenzó con estas cuestiones de política le dijo: “ para que se mete en eso, el contrario siempre será contrario, por que lo que quiere es ocupar el puesto que usted logre”

Pero el siguió su camino, hizo, lo que consideró que debió a hacer y ya está en la eternidad, rindiendo cuentas, a Dios.

Ramiro Rivera Angel, sin proponérselo, dio el título a este recuento, homenaje a un hombre y a una tierra de contrastes, encantos y tristezas.

Un Casanare llanero, que por más que cambie, tendrá su identidad y que prevalecerá hasta la posteridad.

 

¡buen viaje Caporal!