Adiós Everto Leal Porras

 

Everto Leal  Porras, se nos  fue, este 21 de septiembre del 2021,dejando  recuerdos llenos de  afectos, alegrías y sentimientos tristes entre amigos parientes y familiares más cercanos.

Su deceso se produjo  en el hospital de Sogamoso, la querida ciudad que lo acogió por más de 30 años y dónde crio  a su familia que hoy con lágrimas y nostalgias lo despide con afecto.

Evertico nació en la vereda de Parpa finca la Cimarrona  municipio de Socotá  provincia de Valderrama departamento de Boyacá, en el hogar de Plutarco Leal y Rosa Porras.

Hizo parte de una generación que conformaban entre otros Enoc Herrera, Segundo Mendiveso, Jairo Leal , parientes que se fueron ya hace varios años o algunos meses.

Pero hoy se acuerdan de  él Uribe Fernández, Luis Arpidio,  Niño , Jorge Uribe Leal , Polibio Porras y Luciano Torres entre otros, quienes  compartieron su infancia  y disfrutaron de una juventud  en la querida Cimarrona, en medio de tunacones, mortiños y cultivos de trigo, papa y demás alimentos que esta prodigiosa tierras producía.

Momentos de esparcimiento y alegría de jóvenes  campesinos que corrían por llanos y laderas en esta escarpada pero hermosa campiña boyacense.

Eran cuidanderos de ovejas y labriegos que ganaban el pan con dura brega , pero felicidad inmensa.

Everto estudió  en la escuela de la Cimarrona y luego se fue para el pueblo y en el Francisco José de Caldas curso varios años de bachillerato.

Aún quedan en la memoria del cronista los sabrosos coloquios en la tienda de Milton Porras, con Gilberto Herrera y una generación de jóvenes campesinos que  en el casco urbano de Socota vivian alegres y disfrutaban de una cámaraderia inigualable.

Everto se destacó por eso, por compartir con sus amigos, platicar hasta el cansancio y escucharlos como nadie.

Los años de La Cimarrona en su estadía permanente pasaron para venirse a Sogamoso donde su cuñado Uriel Porras lo contrató  para que incursionara en el fabuloso mundo de las ventas, en los Llanos de Casanare y se fue por una trocha de Yopal hacia abajo, a Paz de Ariporo a montar el Almacén Santa Marta en un pueblo que había que hacer escala para llegar porque no había puentes y terminar el recorrido era  toda una a aventura.

Allí no hizo, plata,  pero si amigos que aún hoy lo recuerdan con afecto.

Luego vino las épocas de Maní en un pueblo sin luz, con calles polvorientas, a orillas del río Cusiana y con poca gente, allí tampoco hizo capital pero aún hoy muchos lo recuerdan con cariño

Luego se refugió en la ciudad del Sol donde formó su hogar con Mery Porras y levantó sus hijos Paola, Nelson, Mónica y Daniel.

Hasta hoy los acompaño con afecto y  lo despiden con llanto en los ojos, pero con cariño.

Juan José su Nieto queda como testigo de un abuelo  que si no fue ejemplar, intentó serlo.

Everto fue un lector  empedernido y se sabe que las enseñanzas de sus profesoras Aracely  y otras que no se han quedado en la memoria le inculcaron el amor a la lectura y su aprecio por La Biblia que entendemos la leyó en gran parte.

Fue despreocupado en la vida y la tomó  con calma y aún hasta su muerte fue sin grandes afujías.

En sus últimos años se convirtió en el reportero de la familia y nadie sabía primero las novedades de los socotenses  que él.

Hoy Elsa y Ricardo sus hermanos mayores lo despide  con los recuerdos que dejan compartir 69. años con él.

Elsa a los 15 años los cargaba al hombro por los caminos semiplanos de la Cimarrona.

En momentos que se escuchaba el: Cuan Grande es El, ese hermoso himno que interpretan quienes, lo despiden de este mundo.

Se nos viene la imagen de Heberto Leal Porras con su cabellera blanca, su sonrisa bonachona y su alegre conversa.

Seguramente muchas veces canto el también este himno que llega al alma.

Adiós tío Everto,  Dios te tenga en tu gloria y gracias por lo que nos dejaste en familiaridad, tranquilidad en  la vida y en amor por su familia.

Paz en tu tumba y dejas un vacío, por ser un hombre con virtudes y obvio defectos, que nadie llenará.

Que en la eternidad  tengas el acompañamiento del Creador y que tú alma descanse en paz.

Danier Porras Leal