Al cierre de esta edición de El Relator del Llano, estamos pendientes de lo que dejan estas marchas en Casanare y todo el país del paro del 21 de noviembre que seguramente pasará a la historia Colombiana, porque participan diversos sectores de sociedad Colombiana.
El paro lo convocaron las centrales obreras y obviamente participan los sindicatos que siempre protestan por la disminución de los recursos para la educación, la salud y en general la inversión social del estado en los diferentes sectores en los que se debe responder por parte del gobierno.
Esta vez el tema pensional es una de las principales preocupaciones y esta es una de las reclamaciones, en la que mayor énfasis se hace, por una reforma que según los sectores contrarios al gobierno Duque favorece a los fondos privados y le va a aumentar la edad de jubilación de muchos trabajadores.
Hay razones para el inconformismo por cuanto trabajadores que llevan muchos años trabajando se ven afectados por que no saben finalmente cuando recibirán su pensión.
“Yo me pensionaba este año y ahora me toca esperar hasta el 2002”, dice un abogado que labora con la gobernación de Casanare, y que aspira pronto a tener su anhelada pensión.
Claro es válida su inquietud y como él miles de colombianos, que ven como les pueden aumentar su edad de jubilación, cuando esperan disfrutar, de estos recursos, pronto y no en los últimos años de su vida.
Pero: ¿Qué podemos opinar, los que no tendremos pensión, como quien escribe estas notas, que por trabajar con contratos y otra formas de vinculación laboral o por descuido, no pudimos vincularnos con opción laboral, más digna?
No he escuchado gritar arengas a este grupo muy alto de compatriotas, que estamos en la misma situación y que no peleamos, porque la pensión, nos salga más tarde o porque le bajen la mesada, sino que no vamos a tener, recursos del estado, para enfrentar la vejez.
Otros puntos por los cuales se justificó la protesta como las reformas laborales, que presuntamente pretende adelantar el gobierno y que deja pagos de salarios con menos del mínimo a los jóvenes menores de 25 años y los supuestos beneficios que les da el estado, a los grandes empresarios, pero que no producen empleo.
Es razonable, dicha inquietud y también lo que tiene que ver con la corrupción; claro que esto sí, suena a populismo, porque todos los gobiernos de todas las tendencias políticas, aún los de izquierda han caído en ese flagelo.
Pero también es válido, que los colombianos se manifiesten, contra un gobierno y sus políticas, que definitivamente son impopulares.
La falta de empleo de muchos colombianos, los aumentos en los precios de la canasta familiar y muchos otros aspectos, que afectan la vida del ciudadano del común tienen razón para la masiva protesta.
No pretendemos defender a Iván Duque, pero: ¿Será que un año es suficiente tiempo para evaluar un gobierno o hay resquemor político y el país se cansó de un grupo , que lleva muchos años en el poder y del cual ya es hora de cambiar?
En términos claros es verdad que muchos de los colombianos no quieren más Uribe y todo lo que tenga que ver con el líder del Centro Democrático.
Eso es razonable y todo el mundo tiene el derecho de apreciar o no compartir con el político de turno, pero de ahí en pensar en tumbar un gobierno, la cosa ya pasa a mayores.
El paro mostró muchas, cosas y la realidad no la podemos tapar con opiniones sectáreas, por lo que se debe escuchar a los promotores del paro, que se puede convertir luego en una huelga general.
Existe un inconformismo latente, provocado, por una situación económica compleja, que no se resuelve, tan fácil y ese diálogo, que anuncia el gobierno, debe ser franco y con realidades del menguado fisco.
El gobierno debe entender, que no se pueden recuperar las finanzas, del estado a costa de los trabajadores y empleados, porque ahí están las consecuencias de anuncios de medidas, como estas.
Decimos trabajadores y empleados, porque la verdad en estas manifestaciones, el ciudadano de a pie, el que no tiene sueldo, el que le toca sudar para ganarse el diario, no se ha pronunciado.
A este no le queda tiempo, para paros, porque si no sus hijos no comen. Tampoco se han pronunciado, los que se quedarán sin pensión.
Cuando toda esa masa gigantesca de compatriotas grite, la cosa es para temerle.
En fin las protestas, las que fueron pacíficas, se dan para expresar inconformismo, con un gobierno y modelo económico, que pareciera favorecer a los ricos y golpear a los menos favorecidos..
Aplaudimos la propuesta del presidente Iván Duque de un gran diálogo, porque se dio cuenta que su puesto está en riesgo y mas que eso la institucionalidad tambalea.
Si hay diálogo, este debe ser franco y sincero acogiendo inquietudes, de un lado y del otro.
Los voceros del gobierno entendiendo las reclamaciones, pero también los manifestantes, entender, que, en materia económica, el palo no está para hacer cucharas.
Independientemente del gobierno que esté sea, Duque o si llega Petro, Fajardo, Rois Barrera o quien sea, las finanzas están resquebrajadas.
Queremos conocer, que piensan hacer, si llegan al poder para conseguir la plata que todos los sectores reclaman.
Aún nos queda sonando una propuesta que hizo Gustavo Petro, en la campaña política de reducir el tamaño de las fuerzas militares, ahora que entró en vigencia a medias, pero está en marcha el acuerdo de paz con las Farc.
El gobierno del presidente Duque y obviamente Alvaro Uribe, son defensores a ultranza de mantener el ejército, la Fuerza área y demás organismos tal como están.
Recordemos que el presupuesto que se llevan las fuerzas militares, cumpliendo una encomiable labor, es muy alto.
Ahora que se habla de carga pensional, de reforma de pensiones, sería bueno saber que piensa Duque, sobre las pensiones a tan temprana edad de militares y policías.
Si se habla de diálogo, este debe ser franco.
Por su parte Petro y los demás que se oponen a las reformas del gobierno, deben decir, cómo se logra la plata para darle a las Universidades, para la salud, las pensiones y todas las demás obligaciones del estado.
Propuestas no demagogia, como lo de la venta en el exterior, de los aguacates.
Estos temas de la economía, son complejos y con radicalismos políticos, no se pueden resolver.
Desde esta provincia colombiana, que poco le interesa al país, de no ser por regalías y el petróleo, pensamos que, si hay diálogo, para evitar una huelga general, este debe sin sincero y de frente a todos los colombianos.
En el diálogo que propone el presidente por la presión de los manifestantes, deben participar todos los voceros de las Centrales Obreras, que pusieron en calzas prietas a este gobierno.
Pero también deben estar los políticos, los ex candidatos presidenciales, los voceros de los partidos, los que aspiren a reemplazar a Duque, ahora si lo pueden tumbar o hasta que pasen los tres años de gobierno.
Deben estar los del partido de las Farc, ya están en la legalidad y sí que tienen que aportar en este diálogo, que ojalá sea de reconciliación nacional.
Tienen que, estar los Universitarios, aguerridos, que gritan que Uribe es un paraco y Duque es un ladrón, que aunque estén bien adoctrinados, tienen mucho que decir.
Pero también deben estar los pobres, realmente pobres, los que no tienen sueldo, los que no pueden aspirar a pensiones, los que no tienen tiempo para ir a marchas, los que no están en sindicatos, los que nadie escucha.
Hasta los desadaptados que cogieron a piedra a Transmilenio y la alcaldía de Bogotá, deben participar, para que digan, porqué hacen tantas locuras, que afectan a los más vaciados.
Ellos también tendrán algo que decir.
Los que trabajan más de 14 horas, como vendedores ambulantes, campesinos, profesionales sin empleo y todos los que están en el rebusque diario, sin tiempo para debates y discusiones ideológicas.
Claro deben estar los empresarios con sus gremios, la banca, los inversionistas, mejor dicho todo el mundo.
¡ah, eso sí! un diálogo sin Alvaro Uribe Vélez, sería incompleto.
Por odios y pasiones que despierte el hombre de Rio Negro debe estar ahí, de lo contrario, la cosa será a otro precio.
Estas fueron las reflexiones que nos dejaron unas multitudinarias marchas, que algo le dicen al país.
Lo que si es cierto es que, si no hay diálogo, franco y directo, podrán haber muchos paros, huelga general y hasta caída de Duque, pero si la parte del fisco, no se resuelve, llegará Petro, Robledo, Rois Barreras, Fajardo o hasta Timochenco, al poder y el pueblo, les repite la dosis de marchas y pedreas, porque la falta del billete no se resuelve tan fácil, con un país tan endeudado.