El comercio de Yopal y de Casanare, está de luto, por el fallecimiento de doña Oliva Cabrera Hernández, quien junto con su esposo, Pedro Barrera, vinieron de Floresta en Boyacá a impulsar la actividad empresarial de este departamento.
Doña Oliva, la sorprendió la muerte en Yopal, pese a que se veía muy sana y siempre al frente de su establecimiento, el emblemático Almacén Caracas, de la carrera 19 entre calles novena y décima Se sintió algo decaída y fue llevada a la Clínica Casanare, donde tristemente partió a la eternidad.
Con ella se va de Yopal, no solo un excelente ser humano, se va un estilo de vida que brindaba lo mejor, por mantener vivo un almacén que por mas de 55 años ha estado en este terruño y que marcó una época del desarrollo de una ciudad que hoy, en nada se parece a la pequeña villa, que los Cabrera vivieron, cuando se establecieron en esta tierra de Yopos
El Caracas, como el Medellín; de su hermana Evelia, El Nuevo Día y La Garza, entre otros, fueron esos establecimientos que marcaron el paso, en un comercio incipiente pero futurista de la hoy próspera capital del Casanare.
El Medellín, ubicado en la calle novena, cerca a la carrera 19, también se mantiene, pese a la férrea competencia, que hoy ofrece la actividad en una tierra de oportunidades, como dicen los políticos locales.
Doña Oliva con esa férrea constancia, atendió hasta hace poco tiempo su negocio, ofreciendo sus telas, que fue tal vez, el artículo, que le dio brillo en Casanare.
Al lado de su esposo, Pedro Barrera, crió a sus 5 hijos hoy ilustres personajes, locales y mantuvo El Caracas, con la cortesía de los comerciantes viejos, del Centro de Yopal.
Con los Cabrera, Los Porras u cualesquiera mas de los empresarios, que mas que vender le brindaban atención, afecto y alegría a sus compradores.
Ellos no eran sus clientes, eran sus amigos y por muchos años, le sirvieron con cariño y respeto, por su humanidad.
Hoy las grandes plataformas o la modernización de las ventas, han convertido a Yopal en un municipio, donde se oferta de todo y eso es bueno para Casanare, eso si queda el recuerdo de la camaradería de los comerciantes viejos, que doña Oliva, seguía representando.
Oliva Cabrera Hernández se fue, queda el recuerdo de su persona, pero también la historia, del comercio capitalino, que no debe olvidarse porque en ese recuerdo, queda siempre el afecto por el vecino y el ser humano.
Paz en su tumba.