El despecho carranguero : Entre Sabor a derrota y la Coscojina

 

Por Danier Porras Leal

¿El Heredero de Veloza?

De esa mañana, en el semisótano, del  viejo teatro de la Universidad Externado de Colombia,  el claustro que con  ejemplar constancia, responsabilidad y sapiencia, impulsó, Fernando Hinestrosa Forero y su familia, por esa época;  aún se tienen los recuerdos del estremeciento, que causó en las humanidades de los asistentes, que colmaron este escenario,  que se reencontraron con  los ancestros  de campesinos boyacenses, en muchos de ellos, al ver aparecer, en el estrado a  cuatro enruanados con sombrero ,  que se presentaron con guitarra, tiple, requinto, riolina y guacharaca  para interpretar la -Cucharita-

Fue un momento mágico, para muchos de los concurrentes, que, a pesar de estudiar en una Universidad Bogotana, de libre pensamiento, -muchos eran de alto estrato- y acudían a presenciar las actividades culturales que se efectuaban en este recinto, que eran de mucha calidad.

Mágico, porque ver allí a Jorge Veloza, Javier Apraez, Javier Moreno y Ramiro Zambrano fue sorpresivo e impactante.

El carisma de Veloza y su locuacidad con la palabra, capturó la atención de todos y luego el sonido de la guitarra, el tiple y el requinto trajo a la memoria jolgorios pasados, en los campos de Boyacá, Cundinamarca o Santander.

Artistas con estas características, solo se veían en las veredas y el baile lo hacían los campesinos, en años anteriores.

Ahora estaban ahí, en El Externado y con estudiantes de diversas regiones del país. Eso sí, la música como, lenguaje universal, contagió de alegría a todos por igual y algunos exhibieron sus capacidades para la danza, en la tierra fría y a más de 2 mil 500 metros de altura.

Escuchar las historias del carranguero mayor, con sus canciones entusiasmaron más a los concurrentes que comenzaron a ser testigos del nacimiento de un género musical que se rescataba y un fenómeno, artístico, que hoy no ha dejado de crecer y sorprender.

“Saceño y desde pequeño pongo en el ojo toda mi fe, el ojo me dio la vida, me dio hasta al rancho y también mujer”, dice la letra con la que con música Jorge Veloza describió el trabajo de campesinos de los Andes colombianos, que, recorriendo los mercados de los pueblos, llevaban, ovejas o ganados para la venta y comprando y vendiendo se ganaban la vida. El saceño, fue una de las canciones que esa fría mañana, cantaron los Carrangueros de Ráquira, en El Externado de Colombia.

Pero también sonó la Julia, julia, Julia, la que el hombre quería más que su camión o la China que yo tenía y que de nada valió quererla, pues no quiso regresar, que se ha escuchado cientos de miles de veces en muchas partes del mundo.

Veloza, en este recinto insistió mucho en sabotear a Javier Apraez, un talentoso músico nariñense que con maestría tocaba el tiple, la guitarra, el charango y otros instrumentos – un tiempo después le escuchamos su homenaje-:  Al pastuso carranguero, no lo topamos por hay; al pastuso Carranguero no lo Topamos por hay y lo topamos  diciendo Achuchucas, achuchay.

Pero la magia se hizo más grande, cuando interpretaron la Cucharita, la que se le perdió en pleno centro de Bogotá y se la regalaron en la vereda de Velandia municipio de Saboyá.

En ese momento el público universitario, se entusiasmó más y el carranguero, dio clases de cómo se bailaba en el campo este ritmo pegajoso y alegre que invita a tomar pareja.

Algo nos dijo por dentro que esta música daría de que hablar y saldría de ser la de la burla, que el bogotano, le hacía al boyacense, porque solo la escuchaban las muchachas del servicio.

La cosa ha cambiado ya las muchachas del servicio, no son las ciudadanas de segunda que las explotaban inmisericordemente y esa burlita molesta acabó de cambiar las cosas, porque con la viajadera a Estados Unidos, muchos colombianos de alta alcurnia se ven obligados a ejercer labores, como las que en otros años se mofaban de las empleadas boyacenses.

Esa clase de baile campesino de Veloza en el Externado la habíamos disfrutado, cuando mozalbete en el sitio Guatatamo, vereda de Parpa, municipio de Socotá, allí bailamos, con ruana y sombrero a saltaditas y moviendo la cabeza de una lado para el otro.

Esa vivencia fue con intérpretes de la región que le sacaban chispas a una guitarra y un tiple. La rumba estaba matizada con aguardiente que llamaban chirrinchi por lo fuerte y embriagador, que no se supo cómo no nos afectó la salud.

En esta tierra montañosa donde se quedaron muchos recuerdos de la infancia, aún el pensamiento retiene a Ricardo Leal, un campesino de los buenos, que le gusta la parranda y andaba de noche por esos caminos a oscuras, con un farol, dentro del cual iba una vela, para poder moverse en esos senderos andinos.

Se mantiene la imagen de Ricardo y unos señores Torres, con ruana, guitarra y tiple cantando en el punto del Hato, en la vereda de Parpa, del mismo municipio.

Que ritmo, que alegría que fiestón- con ellos- amigos de la rumba campesina con música costeña que se tocaba con guitarra.

Hoy el tío Ricardo anda en Sogamoso, con quebrantos, que sabemos Dios se los va a quitar.

El campesino, se vino para el pueblo, se convirtió en vendedor y para él este homenaje, que le brindamos a la música del campo que actualmente con Heredero, se convierte en fenómeno imparable.

Heredero Mundial

En épocas de redes sociales, plataformas electrónicas y sofisticada tecnología, la carranga sigue vigente y con sus canciones con letras poéticas irrumpe en medio de las Shakiras, Malumas, Carol G y los demás reguetoneros e intérpretes de otros ritmos modernos que ahora son dueños de la atención de los jóvenes en Colombia y en el mundo.

Gran labor ha hecho estos artistas en crear géneros musicales que con letras atrevidas y hasta groseras, que llevan el nombre de Colombia muy lejos.

Ellos llenan escenarios porque los jóvenes del siglo 21 hablan distinto a los viejos y no se colorean, escuchando canciones que hablen de sexo y digan cuanto se le venga a la cabeza de estos super artistas que hacen las delicias  en muchas partes.

Eso se demuestra con el famoso +57, el tema de Maluma, Karol G, Balvin y otros destacados artistas de la nueva generación, que escandalizan con su letra, pero le escuchan muchos millones de jóvenes.

Los nuevos ritmos son tan obscenos que hasta Henry Miller quedaría ruborizado a pesar de haber escrito el Trópico de Cáncer

Pero que un campesino de Macaravita Santander, que observaba el Nevado del Cocuy en límites con Boyacá, tenga 11 millones de seguidores en YouTube, pisándole los talones a canciones de Karol G, deja un mensaje de que algo pasa, con la música carranga que es poema cantado, sin groserías que elogia a la mujer y no la envilece

“hay acarameladito, beso con beso, pico con pico. hay me tienes en embeleso, ya falta un pelo pa enamorarme.

Coqueta…

Así dice el comienzo de la letra de una carranga, que poéticamente, muestra el enamoramiento de un hombre por una mujer con una música campesina pero con ritmo actualizado y un enganche que quien la escucha que difícilmente deja de volver a oírla.

Ya van 11 millones de visitas en las redes , pero seguramente eso va a seguir y posiblemente se vuelva un fenómeno mundial.

Algo hay en esta música que, sin estridencias, nos revuelve el alma del campo, que todos llevamos dentro y recuerda que por más que pasen los años, siempre no hay como una canción que tenga buena letra y sentimiento al interpretarla.

¿El Heredero de Veloza?

Como a todos los grandes artistas lograr la fama no ha sido fácil, mucho menos mantenerla. En el caso de Colombia, Jorge Barón le ha dado la patadita de la buena suerte en su Show de las Estrellas y en verdad, que el triunfo les ha sonreído.

Precisamente, a Féizar Orjuela, el mejor presentador de artistas de Colombia, aún con sus años encima, le dio el famoso puntapié y hoy la fama lo acompaña.

Él se presentó con su grupo en el Show de la Estrellas y el maestro Barón le preguntó a  Féizar : ¿por qué se le dio por colocarse el  nombre artístico  de Heredero? “Porque mi mamá es poeta y mi papá músico carranguero”, le respondió.

Tal vez Heredero, quiso ser modesto, pero también debe ser porque en el fondo, él muy adentro sabe, que el verdadero sucesor de Jorge Veloza es Feizar Orjuela.

Sus letras, con maestras poesías cantadas vislumbran que eso va a ser así.

Hay muchos grupos de Carranga en Colombia, pero Heredero ya logró mucho para hacer su historia.

Orjuela se proyecta, como el heredero de Veloza, porque talentos de esa talla, surgen uno cada veinte años.

Veloza creó él solo un ritmo musical, lo formó y lo dio a conocer al mundo, es lo dice Heredero, en las entrevistas que le hacen.

Ahora Heredero tiene pensando largo a los productores, porque su popularidad va volando.

Pero dos canciones únicas, por su letra, sentimiento y hermosura muestran que aquí hay algo, que no es lo cotidiano ni ramplón.

Son dos canciones que hablan del interminable tema del amor y el despecho.

La una lleva muy poco de compuesta y la otra supera los 30 años de creada.

Arranquemos por la que hoy suena, por todos los lados:

Sabor a derrota

“Para que rogarle si se ha enamorado, para que insistirle que siga a mi lado. Tengo que enfrentar mi presente, porque en su futuro yo soy su pasado”.

“Abrigué recuerdos que hoy  mi tormento. No me entregue poco me di al cien por ciento.”

La melodía suena con un toque de guitarra espectacular y  el mensaje musical llega con todo el alma al oyente.

No es nada del otro mundo, no hay grandes notas instrumentales y sonidos fabricados en computador, pero la canción se siente y el espíritu se entristece.

Es un despecho, cantado con carranga, al estilo del Heredero, que fue hecha para que sonara en tiempos de tecnologías impresionantes y momentos, en que el mundo hace la guerra con armas que recorren grandes distancias y dan en el blanco, con precisión absoluta.

Ahora si el lector, lo permite, comparémosla con La Coscojina de Veloza:

“Si ella supiera la fuerza de su mirar, comprendería el mal de mi corazón si maliciara tantico de mi querer, se me saldría un poquito de mi dolor. La coscojina, me da como por llorar como queriendo olvidar esta pena y este amor.

Letra de un genio, para contarle con música la tristeza de un enamorado, cuya fémina no le para bolas.

Si usted amigo, que se ha tomado el tiempo de leer esta nota, busca en YouTube;  estas dos canciones, escúchelas con atención  y verá que algo está pasando con la música en Colombia.

Tardamos mas 30 años para hacer este escrito, estaba en la cabeza, pero solo viendo y deleitándonos con El Heredero y su Coqueta o los concejos de su Mama nos atrevimos a escribirlo.

Ahí les dejo, dijo el político, estas inquietudes.

Solo sabemos que  El despecho entre Sabor a derrota y la Coscojina, nos muestran que Heredero es el sucesor de Veloza .